Topdog, underdog

Si estamos dispuestos a quedarnos en el centro de nuestro mundo y no situar el centro en nuestra computadora o en alguna otra parte, sino que realmente donde está el centro, entonces somos ambidextros, vemos los dos polos en cada acontecimiento. Sabemos que la luz no puede existir sin la oscuridad. Si hay similitud, uno ya no puede darse cuenta. Si siempre hay luz, uno ya no vivencia la luz. Tiene que estar presente el ritmo de luz y oscuridad. Derecha no existe sin izquierda. Si pierdo mi brazo derecho, mi centro de desplaza hacia la izquierda. Si es que hay un superego, también debe haber un infraego. Nuevamente Freud dejó el asunto a medias. Él vio al “topdog”, al superego, pero dejó fuera al “underdog”, que es tan real como el “topdog”. Y si avanzamos un paso más y examinamos a los dos payasos, como yo los llamo, representando el juego de la autotortua en el escenario de nuestra fantasía, entonces encontramos dos personajes así:

  • El TOPDOG generalmente está lleno de virtudes, ejemplar y autoritario; siempre tiene la razón. A veces tiene la razón, pero siempre es impecable. El topdog es un matón y funciona con “tú deberías” y “tú no deberías”. El topdog maneja con exigencias y amenazas de catástrofes tales como “si no accedes, entonces no serás querido, no te irás al cielo, te morirás” y cosas por el estilo.
  • El UNDERDOG maneja siendo defensivo, apologético, adulador, haciéndose el bebé llorón, etc. El underdog no tiene fuerza. El underdog trabaja así: “mañana”, “haré todo lo posible”, “mira, lo he intentado miles de veces, pero no es culpa mía si no resulta”, “lo siento, pero no puedo evitar que se me olvide el día de tu cumpleaños”, “tengo tan buenas intenciones”. El underdog es hábil y astuto y por lo general saca la mejor parte del topdog porque no es tan primitivo como éste.

De modo que el topdog y el underdog luchan por el control. Como todo padre e hijo luchan entre sí para conseguir el control. La persona se fragmenta en controlador y controlado. Este conflicto interior, la lucha entre el topdog y el underdog, nunca el completo, no se resuelve en definitiva porque ambos luchan por sus vidas.

Fritz Perls: Sueños y Existencia, extracto Charla I